La Guerra entre Naciones

Toda guerra despierta un interés humano, por la carga de hambre, dolor y muerte que la misma trae consigo. La pérdida de vidas inocentes, causantes de toda guerra es inaceptable. 

La humanidad debiera construir escenarios apartados solo para las guerras, donde esté obligado a que en ellas participen en el campo de batalla los lideres y organizadores de las mismas, también, por qué no, a los fabricantes de armas, y todo ser humano que de una forma u otra se relacione con dicha actividad. Con ello cuantas guerras se evitarían.

Siempre me he destacado por evitar el dar opiniones a priori porque más que con la mente, escribo con el alma, y cuando ella duele no son ideas las que brotan, sino los sentimientos.

¿Cómo apartar de mi alma el dolor que causa la imagen de un desmembramiento, decapitamiento o incineración de un ser humano, especialmente de niños infantes, o aún más infame, del niño aún no nacido, que vive dentro de la matriz de su madre?

Y mucho temo al terror, no porque el terror me lleve al miedo, sino porque no quiero que el terror, el temor y el miedo me lleven al odio y por odio sufra mi corazón.

“Alma para conquistarte, corazón para quererte, y vida para vivirla junto a ti”. Sin esas tres palabras, como decía esa vieja canción, de qué vale el querer comunicarme escribiendo mis ideas.

 Vayamos entonces al grano, si es que en esta nueva guerra queda aún grano sin humor.

Muchos la llaman el conflicto árabe-judío, la guerra palestino-israelí; llámese como quiera, para mí es solo un conflicto donde confluyen intereses que van más allá de la religión. 

Terminada la Segunda Guerra Mundial, el mundo aceptó erróneamente la división geopolítica en la que sus líderes habían dividido al mundo; capitalismo vs comunismo, y vivieron por años en una guerra fría.

Durante esa guerra casi convertida en hielo el capitalismo desarrolló exponencialmente, creando empleos y riquezas que saciaron el hambre y sacaron de la pobreza a millones de seres humanos de todo el planeta. La reconstrucción de la Europa capitalista tuvo un gran impacto en el desarrollo económico y social de un gran número de países Asia, África y América Latina. 

En el Medio Oriente, terminada la guerra, se propuso la creación de dos estados, Palestina e Israel. El primero, Palestina, no aceptó las condiciones de existencia de un estado árabe palestino junto a un estado judío compartiendo fronteras. De esos vientos, nacieron estas tempestades. Entonces el estado israelí fue creado y desarrolló como la única fuerza democrática de todo el Medio Oriente. Su desarrollo económico, tecnológico y militar es bien conocido por amigos y enemigos, y hoy su lucha es por la sobrevivencia de sus ciudadanos.

¿Y qué pasó con el comunismo?

Curioso, ¿verdad?

La carrera armamentista llevó a la quiebra económica y al descontento total de sus sociedades. Las ideas de un Papa y un actor de Hollywood convertido en presidente, dio al traste con la hoz y el martillo, dejando solo una bandera teñida de rojo por la sangre de millones de seres humanos muertos en los campos de concentraciones de la Unión Soviética y sus satélites rojos.

Y ahora está presente la nueva guerra, la guerra entre dictaduras y democracias, entre socialistas radicales y conservadores, entre   el mal y el bien.

En la guerra entre dictadura y democracia está clara la disputa en conflicto; la primera, lucha por mantenerse en el poder oprimiendo y subyugando a su pueblo en esclavitud; la segunda lucha por sus libertades y derechos obtenidos en democracia. 

En la guerra entre socialistas radicales y conservadores es donde la balanza se mueve hacia un bando u otro dependiendo de con cuanto valor y astucia se enfrentan las ideas. Lo que está claro es que cuando el socialista radical toma el poder a través de las urnas, pronto se arma para establecer su dictadura, burla y rompe las leyes democráticas coartando la libertad y los derechos ciudadanos.

La batalla entre el bien y el mal está planteada, y ella no necesita explicación, solo recordar que en ella no hay espectadores porque al final, si gana el mal vivirás en “cadena y oprobios sumido”, y si es el bien, al final vivirás compartiendo amor en libertad.

Todos estos políticos corruptos, socialistas radicales y dictadores, unidos por la bandera del mal, unen sus fuerzas en cualquier campo de batalla y sus armas son más letales que las de plomo y fuego, son armas de terror, de mentiras, que invaden el corazón mismo de las sociedades en sus escuelas, sus iglesias y calles; disfrazados de minorías reclamando derechos injustificados para crear motivos de lucha y minar con sentimientos de odio la sociedad democrática. 

Para estos políticos corruptos ya no existe la lucha de clases, aceptando la superioridad del capitalismo como sistema sobre el sistema comunista. ¡Viva la propiedad y la gestión privada! Pero hay que redistribuir sus riquezas, ese es su nuevo lema.

Y ahora, la nueva guerra.

Quizás para el árabe palestino obligado por religión y hambre, hambre que depende matar con las migajas que recibe de sus líderes espirituales y el ofrecimiento de las cien vírgenes que los esperan después de sus muertes, haya una razón para creer que su modo de lucha es la correcta. Me niego a pensar en ese absurdo.

Ahora los líderes espirituales, jeques y títeres bajo la influencia de intereses mayores (llámese socialistas radicales, democracias autocráticas y dictadores) optan por el mismo juego contra un enemigo común, la libertad; ante ésta, sus ideas sociales y religiosas se desmoronan como se desmoronó el comunismo frente al capitalismo.

Hoy la guerra árabe-judía ha cruzado fronteras y va más allá de la zona en conflicto, sus razones son más que religiosas. La permanencia del Estado de Israel, como única democracia en todo el Medio Oriente, es un peligro para estos gobiernos autocráticos que lo rodean. No es el judaísmo al que odian o temen; es a la democracia y libertad en que viven los ciudadanos en el Estado de Israel. Para ellos la democracia y la libertad es un cáncer al cual les es imposible sobrevivir, por ello lo combaten.

No es el pueblo palestino el que lucha por su derecho a tener un estado libre e independiente; es Hamás, grupo terrorista que impone por la fuerza y el terror el camino hacia una muerte segura para encontrarse con las cien mil vírgenes. Sus verdaderos líderes no viven en campos de refugiados ni van a la guerra, viajan en primera clase por toda Europa, y sus hijos estudian en las mejores universidades de Europa y América muy lejos de la zona en conflicto. 

 ¿Qué intereses religiosos unen a Hamás con los Castros de Cuba?

Quizás Mariela Castro se haya convertido al islamismo, o se haya convertido en virgen que comparte cama con algún líder árabe de los que desde lejos se dedican a la guerra y al terror, como lo hacía su tío Castro escondido entre faldas que nunca fueron vírgenes. Todo es posible.

¿Qué intereses unen a Hamás con los Putines ortodoxos, (¿habré inventado yo esa palabra?); solo un objetivo militar y político, muy lejos de las religiones, puede sentar a ambos a la misma mesa.

Las manifestaciones producidas en ciudades de Europa y América     en contra de Israel no son a favor del pueblo palestino, son a favor de Hamás, de los gobiernos autócratas, de las dictaduras y de los izquierdistas radicales. Ellos son el mal, y al mal hay que detenerlo. 

Quiero dejar bien claro que soy conservador y lucho activamente 

por los derechos de vivir en democracia y libertad. Apoyo decididamente, por convicción y solidaridad, el derecho del pueblo israelí a defenderse de todo aquello que lo ataque como nación y me niego rotundamente a aceptar las dádivas de la izquierda radical entronizada en los pasillos de Washington y la Casa Blanca.

Published by mannyfragua

Soy un votante independiente, con ideología conservadora, y un acérrimo opositor de las corrientes socialistas y liberales que hoy acechan el panorama político de esta gran nación y de toda América. No me siento atraído por demócratas ni por republicanos, reitero, soy independiente; y mi formación ideológica está en las bases del ideario político del Apóstol de Cuba, José Martí, “Con todos, y para el bien de todos”. Esto no me hace mas cubano, pero tampoco menos americano que otros. Soy católico y apostólico, pero respecto el derecho de otros a tener otras creencias, y no necesariamente coincido con la conducta social o parroquial de algunos sacerdotes e incluso del Sumo Pontífice. Siendo muy joven llegó a mis manos un ejemplar de la Revista Fragua publicada en una de las prisiones del Presidio Político Cubano, escrita y editada totalmente a mano, con minúsculas letras, pero gigantescas ideas fraguadas en el calor de la lucha contra el régimen tiránico de Castro. Era una revista clandestina, sin colores, aunque a veces mostraba el rojo de la sangre derramada por esos héroes de la patria. Esa lucha aun persiste y hoy rebasa nuestras fronteras, se confunde con diferentes idiomas, pero emanan de una misma idea, la libertad. Por ello y para ello mi blog.

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